lunes, 1 de julio de 2013

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Pensé que iba a escribir sobre política, al fin. 

Es raro. Es demasiado normal, demasiado cómodo, demasiado divertido. Es como ser una persona perfectamente feliz con la vida que elegiste, estás perfectamente equilibrada, amas a quien te ama, lo respetas, las cosas entre los dos andan bien, tienes una vida normal, pero es de lo mejor, es la mejor normalidad que se puede tener a los 21. Te relacionas civilizadamente con los que te rodean, tienes un futuro bastante promisorio, disfrutas de las cosas que haces, te ríes con risa, amas con amor, abrazas con abrazo, comes con disfrute, te tomas una cerveza rica en buena compañía un viernes en la noche. Tienes pocos, pero buenos amigos. Todo parece estar en su punto justo. 

Qué pasa cuando tienes una pequeña y muy amena conversación con alguien que te hace ser tu misma, igual a la que está todos los días viviendo su vida y a la vez diferente? No es un cuestionamiento a la actualidad de la vida, es una comodidad extraña. Recordar lo vivido y que sin embargo nunca lograras conseguir la seguridad que tienes ahora, pero sentirte bien con una demostración de su afecto y darte cuenta que aún le tienes cariño, que le darías un beso y sería completamente sincero. Es un cuestionamiento a esa estupidez de buscar el desequilibrio, de reprochar lo irreprochable. Mañana todo seguirá normal, serás feliz comiendo junto al hombre que amas y besándolo, caminando tomada de su mano, pero sabes que no le comentarás que alguien te dijo que recuerda la canción tiernucha que le dedicaste, esa misma que llevabas años sin escuchar, no le comentarás que te celebró tus comentarios atinados y divertidos, que recordó los motivos que tenía para amarte y te los nombró, no le comentarás que se despidió con un "Te quiero mucho, fea! siempre serás la más fea jajaja :)" ... menos que prometió visitarte e invitarte a comer. 

No necesitas nada de eso, nada de él. Sabes que nunca lo necesitaste y de todos modos el te lo brindó y lo seguirá entregando igual, aunque esté lejos, aunque no se lo pidas, aunque estén con otras personas. Entonces, por qué? y por qué te quedas pensando en eso, en lo que te dijo, en que te pareció divertido, en que cada vez que hablan recuerdan con una nostalgia tan dulce y tan luminosa todo aquél tiempo, si fue tan corto. Por qué me lo sigo preguntando? El momento actual es único, es brillante, tiene una inocencia particular, totalmente suya, y está tan bien cultivado que emociona de tanto amor y complicidad. 



lunes, 4 de febrero de 2013

Ahora me explico...

Antes me sentía divertida, liviana, bien. De un tiempo a esta parte ya no, incluso he llegado a desarrollar una especie de adicción a la comida, pienso, intento recordar que he hecho estos últimos días y lo único que hago es comer, cualquier cosa, con o sin hambre, no hago distinción entre lo dulce y lo salado, casi como de todo junto, da igual cuanto tiempo haya pasado desde la última vez que comí y cada vez estoy más convencida de que hablo en serio cuando entre risas digo: "utilizo la comida para llenar mis carencias afectivas". Hoy tuve mi primer dolor órgano-abdominal cuatico, sentí que todo mi interior se inflamó, desde el diafragma y los pulmones -oprimiendo mi corazón- hasta los intestinos, el páncreas, el hígado, la vesícula y todas esas cosas, apretándome las costillas y todo el costado. Mal, definitivamente mal. 

Cuando mi mamá me pidió esta tarde que dejara de comer, entre risas respondí, casi como un grito ahogado: "pero qué más voy a hacer? ojalá viniera alguien... me siento tan sola". Mi prima nos acompañó durante una semana, pudo descubrir que acá en Temuco no tengo vida, que para hacer algo divertido tuvimos que viajar a Lautaro; uno de los últimos días que estuvo acá dijo que le impresionaba que yo nunca dejaba de comer, además de que mientras no estaba comiendo, estaba pensando en qué podía comer, y como si fuera poco todo se me antojaba.

No mido cuánto como, cuando dejo de comer algo no estoy realmente consciente de cuánta cantidad de consumí de aquello, y no me detengo un segundo en ir a buscar ooootra cosa más para comer. 

Antes, cuando vivía en Lautaro, salía a caminar en la tarde con alguna amiga, llegaba a mi casa tomaba una ducha, tomaba once, me arreglaba y salía, ¡qué buenos momentos eran esos!
Quiero llorar.

sábado, 2 de febrero de 2013

Insisto:

Robame otra sonrisa... y déjame robar una tuya, ¡porque me encantan!


jueves, 3 de enero de 2013

hmm

Me alejo solo con la intensión de que no sea definitivo, de que sepas lo que espero y que de pronto y sin más quisieras complementarme y estar, no irte más, que no dejaras que me fuera más, quedarnos y avanzar juntos. Quería seguir soñando, pero ya era imposible. Eres demasiado lindo para venir a mi. Iba a ser demasiada la fortuna contenida en una sola vida, mi vida. 
Ni siquiera ha sido fácil para ti aparecer en mi vida, cambiar cosas de mi que no me gustaban, hacerme sentir que estoy mejor, que soy mejor y finalmente, intentar desaparecer sin que me sienta por lo menos incierta. No sé, yo tampoco sé. Realmente no sé, no sabía lo lindo que podía ser mirar fijamente a los ojos y sonreír por complicidad. No sabía, pero se sentía bien. Ahora sigo sin saber y además no sé para dónde tengo que ir. Y lo que es peor, es que se me están pegando tus hábitos y tus ignorancias y estoy olvidando cómo escoger las palabras. 

miércoles, 2 de enero de 2013

Lautaro

Puede sonar super de cabra chica, o de tonta, como si en realidad no me diera cuenta de la magnitud de las palabras que estoy diciendo, pero cuando no te habías dado cuenta que encontraste ese lugar en el mundo en el que podías crecer y vivir tranquila, en el que perfectamente podías pensar y tener una familia, desde el que podrías ir a trabajar, resulta que ya todo cambia, es tan difícil tener que salir de ahí. Es extraño tener que dejar de ser como era, para tener una vida tan aburrida. Siento como si me comenzara a apagar. Toda la gente que estudia o trabaja en Temuco no vive en Temuco, por qué me tenía que tocar a mi ser parte de esa desgracia? D:
Tener que aguantar una cuidad tan fea, sin luz, sofocante, solo me queda preguntarme ¿qué cresta hago yo, en un lugar como este? Pienso mi vida y en este momento, realmente no tengo nada que hacer acá. No hay museos abiertos, sepa moya donde queda la biblioteca, no hay donde ir a dar un paseo y encontrarse con personas agradables. No hay donde ir a dar un paseo y que el paseo en sí, sea agradable!!!!!!
Estoy empezando a odiar Temuco, como odiaba a Curacautín cuando era chica.
La gente que por motivos de estudio o trabajo tiene que venir a Temuco, cuando termina su jornada (diaria o anual) se va a su casa, no importa lo lejos que quede, pero se va a su lugar, allá donde uno pertenece, donde están tus amigos, tus lugares favoritos, el negocio en el que te compras un helado, te puedes reir con el vendedor y ya sabe de qué sabor lo vas a elegir. Ese lugar, que a veces parece que estuviera suspendido en el tiempo, a veces parece que fuera otro lugar.
Lautaro, siempre voy a terminar volviendo hasta ti. No entiendo cómo puede haber gente que prefiera a Temuco sobre su propia comuna. Perdónenme todos aquellos que tengan que leerme, pero es que Temuco me está apagando de adentro, lentamente y es imposible no añorar esos tiempos en los que salía de mi casa,  y CAMINANDO llegaba en 2 canciones a cualquier lugar donde quisiera ir... ahora no quiero ir a ninguno de los grises lugares que me quedan a dos canciones.

domingo, 30 de diciembre de 2012

dos mil doce

No sé si logré hacer el año, o el año fue quien me hizo. ¡Maldición! mi corazón ya no es el mismo que hace exactamente un año atrás, ya no soy la misma, no puedo sentirme igual. Digo malas palabras completamente consciente de su significado (¡púdrete!; ¡infeliz!, ¡desgraciado/a!, ¡ándate a la mierda!, ¡es un/a conchesumadre!). Todo tiene poesía y me encanta la poesía, porque me vuelve loca y quiero ser cada día más y más loca, como cuando uno come mucha azúcar. 
No hay día en que uno deje de aprender y descubrir, jamás quiero curarme de espanto y que me agote yo misma, no poder saberme más. 
Queda pendiente disminuir el número de palabras pronunciadas y aumentar la cantidad de pensamientos dichos. Lo aprendido hasta ahora debo seguir practicándolo. 
No quiero perder, cuando el resto cree que no pierdo nada y desconocen la realidad de mi atmósfera, por eso son "el resto". "El buen soldado, sabe qué peleas son las que hay que dar y en cuáles es mejor retirarse. Siempre fuiste un buen soldado [...] ahora percibo que tu corazón es diferente", no quiero ser un buen soldado, ni siquiera quiero ser un soldado, porque lo desconozco todo, porque no sé nada, porque solo tengo una ilusión, una mirada, un sonrisa, ansias, solo tengo sensaciones y quiero cumplirlas o romperlas, pero jamás abandonarlas, porque no sé nada y estoy consciente de cada palabra y de lo que queda para conocerlo todo.

Tantas acciones, como detalles, apenas percibidas pero realmente importantes. Tengo el corazón distinto, lo sé, no sé si más liviano o más pesado, pero sí más poético... y eso alimenta el espíritu.