Es cuestión de perspectiva: A veces cerca y a veces lejos. Caminando hacia él es cuando me siento pequeña y absurda, ligera como una plumita que levantara el viento. Caminar a su lado me hace sentir gigante y muy diminuta, al mismo tiempo, no sé cómo me veo, no sé cómo se ve desde afuera, pero disfruto su abrazo que me estrecha y me eleva, que duda en su extensión, pero que entrega más. Disfruto de su sonrisa, de sus bromas, de la forma en que me mira y que mira el mundo. Él solo quiere ser uno más, ¡por favor!, hay miles de millones de personas en el mundo que son especiales para alguien, y que ni siquiera son uno más para mi, él no puede ser uno más, ya lo es para demasiados miles de millones de personas que no conocen el sonido de su risa, ni el sonido que hace con la boca mientras se concentra en pensar una solución, o cómo abre sus ojos cuando se impresiona o quiere impresionar.
Es cosa de tiempo y perspectiva lo gigante y pequeña que me hace sentir a la vez y ¡me encanta!
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