lunes, 2 de julio de 2012

Causalidad...

Cambia la vida, gira, da vueltas, quizás en círculo - esa es la hipótesis que pretendo despejar ahora- pero si de algo estoy segura es que la casualidad no existe, todo tiene una razón, un motivo, por último uno muy sentimental, no racional-frívolo. 

"Las personas llegan a tu vida, cuando tienen que aparecer" a eso llegamos en una última conversación nocturna, ¿qué hubiera pasado si el día en que nos conocimos, tú te hubieras quedado en tu casa o yo hubiera decidido ir a otro lugar?, le dije, quizás no estaríamos hablando ahora, o quizás sí, me dijo... arremetí con un: ¿y si tú o yo nos hubiéramos ido a vivir a otro lugar cuando éramos niños o nunca hubieras sido amigo de infancia con nuestro actual grupo de amigos?, entonces me dijo: nunca nos habríamos conocido...tienes razón, todo pasa por algo, las personas llegan a tu vida, cuando tienen que aparecer. En lo personal es algo que extiendo a toda clase de acontecimiento, pasa porque uno lo permite, lo desea, porque son cosas que uno -inconscientemente, puede ser la palabra que busco- quiere o necesita que ocurran, un poco mezclado con destino. La vida en algún grado se encarga llevarte a algún lugar, o de traer algo hasta uno. 

Llevo años planteando mi vida, desde el dominio tan propio de la misma, que estoy segura de que puedo conseguir lo que quiero con solo desearlo internamente con una terquedad total, y me ha funcionado. Lo que planteo aquí es parte de eso, es una mezcla de ambas cosas, de destino y deseo.

Esta entrada debió ser escrita hace dos o tres días atrás. Volvió a mi vida ese que fue el principal motivo  de varias entradas de blog, risas tontas, locuras adolescentes, llanto -solo una vez, ya bueno, dos, pero esa es mi última oferta- tonto, no sé, fue el motivo de un montón de "cosas de la edad", resultó ser lo que sabía que iba a ser, volvió cuando sabía que iba a volver -en el año bisiesto- es tal cual como sabía que sería, que no es como recordaba que era, como quería que fuera. No alcanza a cubrir aquel espacio que dejó en mí, sinceramente, lo idealicé, tal vez mucho. Ahora tiene que soportar todas mis respuestas pesadas a sus conversaciones. No me cambió la vida como la otra vez, no me estremeció como esperaba que lo hiciera. Volvió, quizás porque tiene la costumbre de aparecer en mi vida cada cuatro años. 

Puede ser porque me tiene alucinada la causalidad en la vida, el año pasado lo vi en la micro tantas veces, lo miré descaradamente y -como ahora- me desesperaba su timidez, jamás pensé que ahora sería diferente y que podría estar conociéndolo (en el sentido cualitativo del concepto). La otra noche, mientras hablábamos de que "nos conocimos justo", no pude evitar decirle: "Si no hubiéramos estado justo donde estuvimos cuando nos conocimos; nuestras vidas serían tan igual a como eran el año pasado, la vida está más loca que cualquiera", asintió, sabiendo que el año pasado él tenía una relación -con la voldemort- y repitió que las personas se encuentran en el momento justo. Quizás es puro divagar innecesario, sobre todo a esta hora, pero esto tenía que escribirlo, debía quedar registro, es algo que traía dentro de mí.  



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